Calzada romana de la Coladilla

Fuente: Calzada romana de la Coladilla

Un dato significativo a la hora de establecer la adscripción cronológica de la calzada es la aparición en contexto estratigráfico de los materiales cerámicos. En el caso que ocupa están ausentes por lo que el estudio se basará en parámetros constructivos. Las vías romanas malagueñas no son vías de altura, sino que aprovechan los cauces de los ríos; en su mayoría han ido desapareciendo por motivos diversos, principalmente por la modificación a lo largo del curso de la historia. Durante cierta época se ha utilizado como paso de ganado o mercancías, en muchos casos la roturación del terreno es un factor a tener en cuenta. El recorrido de esta vía, según el itinerario, marca 16 millas, en la actualidad se cree que la distancia era mayor siendo una vía principal. Si establecemos comparaciones con los tramos localizados en otros puntos de la provincia, la mayoría tiene una anchura no inferior a los 3 metros menos en las zonas abruptas que oscilaría en torno a los 3 metros. El material empleado es el empedrado, con piedras de mediados y pequeño tamaño, debajo de la cual se emplea una capa de arena o arcilla muy fina. Se adaptan a ríos y caminos fluviales recorriendo en algunas zonas el cauce, quedando impracticable en invierno. También se utilizan zonas altas para evitar arroyos y construcción de puentes. En cuanto a las obras de fábrica existirían muros laterales y cajas abiertas en la roca. Su principal diferencia con las vías medievales es que éstas disponen el empedrado alineadamente, mientras que las vías romanas no marcan una alineación. Una vez descritas estas características y teniendo en cuenta que las vías romanas no se adaptan a núcleos urbanos sino a la geografía, se podría aceptar la posibilidad de incluir este tramo de la calzada dentro de la Vía II del itinerario de Cavlicum a Sexi. La importancia de las vías de comunicación viene determinada por la circulación monetaria y económica que marca la distribución de mercancías a los distintos municipios, una urbe bien comunicada mantendrá una importancia y complejidad administrativa mayor que una que tenga un ramal de carácter secundario. El sistema viario de la provincia fue muy complejo llegando a villas, urbes y pequeñas poblaciones. La cantidad de yacimientos demuestran una gran densidad de población. El comercio se establece en doble dirección desde el mar a la costa y desde está al interior, auspiciado por las vías. Elementos de una Calzada romana: Se observa una primera capa a base de piedra local de pequeño y mediano tamaño, debajo de la cual, se localiza un nivel de tierra rojiza de unos 4 centímetros de espesor, esta se mostraba uniforme y apisonada. El siguiente nivel formado por piedras pequeñas trabadas con tierra y que apoyan directamente sobre el estrato geológico. La calzada llega a alcanzar los 5.5 metros de ancho, formada por piedra caliza de sedimentación marina, propia de la zona, presentando al exterior la cara plana de esta manera, se consigue la nivelación de la misma; los huecos de las piedras grandes se rellenan con piedras más pequeñas creando un firme homogéneo y resistente. Vistos los diferentes niveles se podría hablar del Rudus, Nucleus y Summa crusta; en el lado Este se deja un margen posiblemente para evacuación de aguas y drenaje. Siendo la Summa crusta la capa de piedras externa, el Nucleus el mortero de tierra batida, el Rudus los pequeños cantos unidos con tierra, careciendo de Statumen. Es esta una de las características más importante de las vías romanas con respecto a las características del suelo y a la disponibilidad de los materiales locales. A ambos lados, localizamos el enmarque de la vía a base de piedras de mayor tamaño. (Guía Digital, s.f.)

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