Espolón de Tragalamocha

Al norte de la provincia de Málaga podemos observar características propias de las campiñas contiguas, sin grandes hitos topográficos referenciales, la franja litoral, posee unos relieves atormentados, sólo alteradas por la presencia de los grandes colectores fluviales y los pequeños relieves calcáreos, conservados como restos de las antiguas monteras calizas que coronaron el techo de los relieves béticos maláguides. En este medio geográfico se ha identificado cronológicamente la Edad del Cobre Antiguo o Precampaniforme, ya desde inicios del tercer milenio a.C., aunque para esta afirmación sólo contemos en nuestra provincia con las dataciones absolutas obtenidas en la Cueva de Nerja, donde se ha fechado una muestra de carbón en un nivel correspondiente a los momentos finales del Neolítico, y se haya tenido que crear una fase de transición entre el IV-III milenio a.C., que contemplará en nuestro caso, la generalización de las prácticas funerarias propias del Megalitismo y el uso puntual de artefactos metálicos. En el ámbito de la Almijara malagueña poseemos dos ejemplos claros: la Cueva de los Murciélagos, y la célebre Cueva de Nerja. Se repite el clásico estereotipo de asentamiento en cuevas, patrón que ofrece su continuidad cuando se asiste a las primeras etapas de la Edad de Cobre, con anterioridad al gran despegue cultural, demográfico, social y tecnológico que posibilitará la conquista de los grandes espacios al aire libre, lo que implica una ruptura casi rotunda de las concepciones pasadas. Son muy escasas las zonas donde podemos rastrear este cambio con jalones intermedios. La presencia de estos umbrales siempre ha sido sugerida como crucial para la comprensión del desarrollo de conjunto del proceso de cambio cultural, tanto en su aspecto formal como en su velocidad, uno de estos puntos de tránsito estaría constituido por el poblado del Espolón de Tragalamocha. (Guía Digital, s.f.)

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